ENFERMEDADES RENALES: (Tomado de la Patología Estructural y Funcional de Robbins y Kotran, 7ª edición)
Las enfermedades renales son muchas y con diverso grado de complejidad, pero en general se dividen de acuerdo a la afección de sus cuatro componentes morfológicos
básicos: a) Glomérulos (la mayoría producidas por trastornos autoinmunes); b) Túbulos (causados frecuentemente por agentes tóxicos o infecciosos); c) Intersticio (causados frecuentemente por agentes tóxicos o infecciosos) y d) Vasos sanguíneos.
Terminología de las enfermedades renales:
Azoemia: aumento de las concentraciones de nitrógeno uréico en sangre (BUN) y de la creatinina. Se produce por disminución en la filtración glomerular. Puede producirse
por trastornos renales y también por trastornos extrarrenales como hemorragias, estado de shock, insuficiencia cardíaca congestiva, obstrucción del flujo urinario por debajo de los riñones, etc.
Uremia: Cuando la azoemia se acompaña de signos y síntomas clínicos y de alteraciones bioquímicas. Se caracteriza por el fracaso de la función excretora renal y por varias alteraciones metabólicas y endocrinas producidas por la lesión renal. Afecta además al aparato gastrointestinal (gastroenteritis urémica), nervios periféricos (neuropatía periférica)
y corazón (pericarditis fibrinosa urémica).
Síndrome Nefrítico Agudo: es un síndrome glomerular en el que predomina la aparición brusca de hematuria macroscópica (hematíes en la orina), proteinuria leve a moderada e hipertensión arterial, (es la forma de presentación clásica de la glomérulonefritis postestreptocóccica aguda).
Síndrome Nefrótico: se caracteriza por proteinuria intensa, hipoalbuminemia, edema grave, hiperlipidemia y lipiduria.
Hematuria o proteinuria asintomáticas o combinación de ambas, suele ser una manifestación de las alteraciones glomerulares leves o sutiles.
Insuficiencia Renal Aguda: predomina la oliguria o la anuria (reducción o ausencia de la excreción urinaria), con azoemia de aparición reciente. Puede deberse a lesiones glomerulares, intersticiales y vasculares, o a necrosis tubular aguda. Implica un deterioro rápido y a menudo irreversible de la función renal.
Insuficiencia Renal Crónica: caracterizada por síntomas y signos de uremia de larga duración, es el estado terminal de todas las enfermedades parenquimatosas renales crónicas.
Defectos tubulares renales: en los que predominan la poliuria (formación excesiva de orina), la nicturia y los trastornos electrolíticos (acidosis metabólica). Son secundarios a
procesos que lesionan directamente la estructura tubular (enfermedad quística medular), o a defectos en las funciones tubulares específicas (diabetes nefrogénica familiar, neropatía por plomo, etc.)
Infección de las vías urinarias: se caracteriza por bacteriuria y piuria (bacterias y leucocitos en la orina). La infección puede acompañarse de síntomas o ser asintomática y puede afectar el riñón (pielonefritis) o solamente la vejiga (cistitis).
Nefrolitiasis (cálculos renales): se manifiesta por cólico renal, hematuria y formación reiterada de cálculos.
Obstrucción del tracto urinario y los tumores renales representan lesiones anatómicas específicas que suelen producir variadas manifestaciones clínica.
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